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viernes, 15 de febrero de 2013

Lo que dicen los grafitis

Don Croissant nos escribe y nos llama la atención sobre esta nota de La Nación [1]. En ella el autor reflexiona a partir de un grafitti en una pared de Buenos Aires: Andrea volvé. Te amo. Conseguí laburo. Para quienes hemos vivido la crisis por la salida de la convertibilidad en Argentina (2001-2003) está a flor de piel las consecuencias del gran desempleo de ese período. Mucho se ha avanzado en recuperar el trabajo en estos años. Esto no obsta, sin embargo, que reconozcamos que la modalidad actual del capitalismo necesariamente implica una masa (mayor o menor, dependiendo del Estado en cuestión) de desempleados, empleados part time o en negro. En suma, lo que el sociólogo francés Robert Castel llama el precariado, en contraposición con el asalariado [2].



Las ilustraciones de esta entrada son grafitis del artista callejero inglés Bansky [3], también citado en la nota [1]. Bansky (y les sugiero que busquen sus grafitis) denuncia en sus obras las consecuencias del capitalismo salvaje. Se carga contra los íconos más queridos de la cultura pop y denuncia su participación en los eventos más atroces. Vean al Ratón Mickey y a Ronald McDonald llevando de la mano a la célebre niña que huye del bombardeo de napalm a Vietnam por parte de los Estados Unidos [4]. O vean, si no, al mendigo que clama "Quedate con tus monedas, yo quiero un CAMBIO". Esta mixtura, esta condensación de sentidos provoca la reflexión.

¿Cambia algo grafitear una emoción, un estado de ánimo, una consigna política? ¿Hay que, según Los Redondos, ir "corriendo a ver que escribe en mi pared la tribu de mi calle" [5]? La pregunta es bien general: ¿tiene el arte -entendido en su acepción más amplia- un potencial revolucionario?

Queremos creer que sí.




Referencias


[1] http://www.lanacion.com.ar/1553540-mas-alla-de-los-grafitis-siglo-xxi

[2]  Castel, Robert. El ascenso de las incertidumbres.Trabajo, protecciones y estatuto del individuo, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2010.

[3] http://www.banksy.co.uk

[4] Una historia de la foto de la niña: http://www.lavoz.com.ar/noticias/mundo/famosa-foto-nina-quemada-napalm-vietnam-cumple-40-anos
La fundación de la niña -hoy adulta: http://www.kimfoundation.com/

[5] Los Redonditos de Ricota, Vencedores Vencidos. Letra en http://www.rock.com.ar/letras/2/2072.shtml




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4 comentarios:

  1. Muy bueno kimosabi.

    Si, a lo Molder, queremos creer. Pero ¿sabe que? me parece que no... Lo digo desde la ignorancia mesma. Me parece que El Arte, así de vago todo, por más contestatario que fuere es rápidamente incorporado al Sistema.

    Claro, si su umbral revolucionario es, por ejemplo, Mauricio... ¿Che Macri?!
    Bueno, entonces Ricky Fort sería Rosa Luxemburgo.

    Salud!

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    Respuestas
    1. Bueno, siempre me identifiqué con Mulder... Y está claro que el Arte va adelante y el Mercado va detrás, comiendole los talones (y algo más). Pero hay que creer que las brechas son posibles, si no, ¿qué nos queda? ¿Ver a Tinelli y a Ricki "Luxemburgo" Fort?

      (Entre nos, pa-té-ti-co lo de la remera con el Che Macri? ¿En que catzo estaban pensando? ¿Estaban pensando?)

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    2. Y por más buena que esté Olivia Dunham nos quedamos con la rolliza Dana Scully. Si señor.

      El arte funciona como vanguardia y eso lo separa del común de las personas. Sin gente no hay revolución posible. Me parece que el potencial revolucionario debe pasar por otro lado y el arte acompañarlo. Mire, por ejemplo, donde terminó la Bauhaus, digo yo escribiendo lo primero que me viene a la cabeza.

      Se hace largo para escribirlo acá, quizás en mi blog, pero en mi barrio sufrimos el "arte revolucionario" de l@s muchach@s de la Sala Alberdi. En vez de generar empatía con los vecinos lo único que lograron estos mamert@s es unificarnos a todos, o al menos a la gran mayoría de los vecinos, en su contra. Lo dicho: sin gente no puede haber revolución alguna...

      Saludos.

      Ah, acá tiene a unos de los más nabos del PRO (imagínese...) que explica el "Che Macri": http://opinion.infobae.com/nicolas-pechersky/2012/12/21/el-che-macri-y-la-revolucion/

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  2. Para ser serio y no hablar sin conocer de Sala Alberti, indagué un poco por ahí.

    y arribé a la conclusión de que yo me quedo mejor con esta:
    Rocío Sánchez Andía:
    Preocupación legislativa por la Sala Alberdi

    aunque tristemente sea del ARI.

    Lo de "che Macri" es la foto en movimiento más gástrica que haya visto de deglución de contenidos de sub-versión.

    recomiendo escuchar Che Donalds, Mac Guevaras de Kevin Johansen.

    El arte cambia tanto como hablar/opinar, y somos muchos hablando para todos lados, aunque el tema es que la adhesion -a los discursos- es emocional. (Si mal no recuerdo Humberto Maturana decia algo así. Puedo fallar)

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Los comentarios son bienvenidos. Prefiero los seudónimos a los anónimos...

 

El Origen de la Crítica

La formulación de una crítica supone previamente la vivencia de una experiencia desagradable que suscita la queja, ya sea ésta padecida personalmente por el crítico o el resultado de una conmoción por la suerte de otro. Es lo que aquí denominamos la fuente de la indignación. Sin este primer movimiento emotivo, casi sentimental, ninguna crítica puede emprender vuelo. Por otro lado, el espectáculo del sufrimiento no conduce automáticamente a una crítica articulada, ya que necesita un apoyo teórico y de una retórica argumentativa para dar voz y traducir el sufrimiento individual en términos que hagan referencia al bien común.

Boltanski, Luc y Chiapello, Eve. El nuevo espíritu del capitalismo (Madrid, Ediciones Akal, 2010, página 83).

Las Políticas de Management

En la actualidad las políticas de management subjetivan buscando una identidad entre trabajo y vida, entre objetivos personales y objetivos del capital y haciendo que los trabajadores hagan, por sí mismos, algo que al capital ya no le resulta tan sencillo realizar: controlar el uso eficiente de la fuerza de trabajo en función de sus propios objetivos.

Zangaro, Marcela. Subjetividad y trabajo (Herramienta Ediciones, Buenos Aires, 2011, pag. 182).

Enfrentamiento interno

Cuanto más se asciende en la organización más se funde uno con ella, puesto que más que estar dividido entre las exigencias del negocio y los criterios del personal, unas y otros entran en sinergia reforzándose mutuamente [...] El enfrentamiento entre capital y trabajo, que siempre había tenido como campo natural la empresa, pasa a producirse en el interior del individuo, que se debate entre su tendencia a trabajar menos para protegerse y escapar de las exigencias de la empresa, y su inclinación a trabajar cada día más para aumentar sus beneficios y mejorar siempre los resultados.

Auber, Nicole y De Gaulejac, Vincent. El coste de la excelencia. (Paidós Ibérica, Barcelona, 1993, pág. 38).