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miércoles, 27 de febrero de 2013

Imagen corporativa o la conciencia de la utilidad
por OMM - Otro Mando Medio


Nos escribe el lector y colega OMM - Otro Mando Medio con un texto en el que analiza la "Responsabilidad Social Empresaria". Creemos necesario reflexionar sobre este tema y seguro que las posiciones de OMM, que compartimos, traerán intenso debate. OMM titula "Imagen corporativa o la conciencia de la utilidad"... ¿o deberíamos decir "la utilidad de la conciencia"?

Imagen corporativa o la conciencia de la utilidad


Desde hace varios años las empresas se han abierto a la comunidad de distintas maneras. Lo que en un principio eran pequeñas actividades relacionadas al entorno inmediato, han mutado a enormes auspicios a escala global, que -aún siéndonos familiares- no deberían parecernos inocentes.

¿Cómo es que una organización con fines de lucro piensa y corporiza el contacto con su comunidad? ¿Cuáles son los propósitos subyacentes a estos contactos? ¿Las organizaciones se sienten parte de la comunidad y como acción que se cae por su peso intenta demostrarlo?



Sin dudas habrá casos de este tipo, pero el propósito principal es obtener un claro rédito de la acción, que se corporice en más clientes, en mayores ventas, en ganancias más encumbradas. El sentimiento de pertenencia se ve eclipsado en la inmensa mayoría de los casos por el racional de rentabilidad.

El rostro humano de la corporación


¿Hay en su empresa un área de Recursos Humanos, Capital Humano, Personal o como decida la empresa llamarla? Sus integrantes fueron los que comenzaron a “profesionalizar” estos contactos allá por la década del 60 del siglo pasado, ampliando las acciones y buscando deliberadamente un lucro en el movimiento. La imagen del buen samaritano cedió ante la lógica corporativa del beneficio.

Paradójicamente fue el departamento de Recursos Humanos, especialista en establecer pautas de conducta y socialización, cuando no una lógica mecánica de pautas de castigo, quien debía mostrar la mejor cara de la empresa ante la comunidad.

Allá por los ochentas se popularizaron las áreas de Relaciones Institucionales, sobre todo en las grandes corporaciones (mineras, petroleras, automotrices y otras), curiosamente los rubros con más cuestionamientos por sus propósitos comerciales contrarios a la preservación del ambiente, y quienes más impacto producen en las comunidades por las consecuencias de sus errores operativos.

Claro está que la economía, ya global a esa altura, aleja el riesgo de las casas matrices buscando explotación de recursos naturales en otras latitudes.

¿De qué se encargan los relacionistas institucionales? ¿Aproximación a los gobiernos? ¿Contacto con partidos políticos y líderes de masas? ¿Acaso “limpieza distractiva” de la imagen de las empresas? La meta es clara: poner el foco del comentario público en un lugar no central, sin relación directa a las actividades y procedimientos que le dan sustento a la corporación.

Basta proponerse el ejercicio de ir al sitio web de una compañía petrolera con operaciones en Argentina. Encontraremos allí un apartado especial sobre “Medio ambiente y sociedad”, en donde no faltan menciones a Seguridad y Responsabilidad Social. Justamente la compañía que produjo el mayor desastre ecológico provocado por un derrame de petróleo en las costas de Magdalena, en la provincia de Buenos Aires (1999) [1], se atreve a dar lecciones de desarrollo sostenible y negocios [2].


Desarrollo sostenible y negocios… ¿son estos dos términos compatibles?


Una vez más la empresa omnipresente viene a resolver el problema proponiendo la RSE. El concepto de Responsabilidad Social Empresaria es relativamente nuevo (diez años en nuestro país aproximadamente) y profundiza el enmascaramiento de la conciencia de la utilidad con nuevas acciones en las que “devuelve” a la comunidad generosamente lo que ésta antes le entregó, claro que sin entrar en detalles menores sobre las proporciones de cuánto recibe y cuánto entrega a cambio.

Para nuestro asombro, el término "responsabilidad social empresaria" arroja ya 326 millones de resultados en Google. Lo que el buscador no nos dice es cuántos son los millones que las empresas generan a partir de las acciones comunitarias. ¿Pero cómo, no se supone que la corporación hace estas acciones para devolver algo de lo que recibe de su comunidad? ¿No debería mantenerse alejada a la ganancia de este lustroso apartado de la gestión?

Para reafirmar el precepto oculto tras el velo de la acción social, repasemos un fragmento de la página web de una consultora especializada en RSE (sí, desde luego que hay gente honorable que encontró la veta y profesionalizó la caridad) [3]… 
“La unidad RSE […] se centra en la medición de la RSE para maximizar el retorno de la inversión, mejorar el valor corporativo y los impactos de las inversiones […]”.
Una vez más la métrica generosa parece “reforzar” las buenas intenciones. ¿Qué nos proporcionará la ganancia más jugosa, llevar útiles al Impenetrable Chaqueño o hacer una campaña de vacunación en zonas rurales de Catamarca?

Sres. del Directorio, no se preocupen, el tablero de comando de la RSE nos dirá qué acción tendrá más elasticidad con su cuenta bancaria. La estudiada acción comunitaria aportará el bálsamo que demanda su conciencia.

Un ejemplo al paso


Echemos un vistazo al deporte más popular del país más corporativo del planeta: la NFL (National Football League) en Estados Unidos. Wikipedia nos ofrece una perspectiva sobre los estadios utilizados para los partidos de la liga en List of current National Football League stadiums.

Si vemos cuidadosamente los nombres de los estadios, los que ya no responden mayoritariamente a los del equipo sino a las empresas auspiciantes, notaremos la invasión corporativa: compañías de seguros, de energía, de servicios financieros, automotrices, de tecnología, y hasta de combustibles asociando su marca a la práctica deportiva y la imagen de la salud.

Un pregunta (des)esperanzada


¿Hasta dónde llegará la RSE en su intento por transparentar la conciencia de la utilidad?
No debe estar lejos el momento en que se inaugure un hospital con el nombre de una marca de cigarrillos. Políticos de turno y comprometidos empresarios aplaudirán orgullosos el corte de la cinta…

Referencias


[1] Ver, por ejemplo, http://www.tuverde.com/2009/05/argentina-95-millones-de-dolares-de-shell-para-el-peor-desastre-ecologico-del-pais/

[2] Nos referimos a Shell: http://www.shell.com.ar/environment-society.html

[3] La consultora es una cualquiera, en este caso en España: http://www.esglobal.com/es/servicios/consultoria-en-rse/


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4 comentarios:

  1. En nuestro país también hay ejemplos de grandes empresas que abren o reabren teatros, por ejemplo. Otra veta de la promoción, "cultural" en este caso, de una empresa. Aunque también el Estadio deportivo o el teatro son empresas en sí mismas. Creo que es más claro el gesto de promoción y de lavar el "buen nombre" de la marca cuando se hacen ejercicios solidarios (todos bajo el verbo "donar"). Que además, comprometen al personal en su realización y en su posicionamiento ideológico.

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    Respuestas
    1. Totalmente, amig@. En la empresa en la que trabajo, por ejemplo, se lanzan campañas solidarias en las que el personal involucra sus horas no laborales para realizar acciones de responsabilidad social en nombre de la empresa (por supuesto!)

      Es un mecanismo algo perverso...

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  2. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
    EN LA CONDUCCION DIARIA


    Cada señalización luminosa es un acto de conciencia.

    Ejemplo:

    Ceder el paso a un peatón.

    Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

    Poner un intermitente.


    Cada vez que cedes el paso a un peatón

    o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


    Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


    Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


    Atentamente:
    Joaquin Gorreta 55 años

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No estrictamente relacionado, pero gracias, Joaquín.

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El Origen de la Crítica

La formulación de una crítica supone previamente la vivencia de una experiencia desagradable que suscita la queja, ya sea ésta padecida personalmente por el crítico o el resultado de una conmoción por la suerte de otro. Es lo que aquí denominamos la fuente de la indignación. Sin este primer movimiento emotivo, casi sentimental, ninguna crítica puede emprender vuelo. Por otro lado, el espectáculo del sufrimiento no conduce automáticamente a una crítica articulada, ya que necesita un apoyo teórico y de una retórica argumentativa para dar voz y traducir el sufrimiento individual en términos que hagan referencia al bien común.

Boltanski, Luc y Chiapello, Eve. El nuevo espíritu del capitalismo (Madrid, Ediciones Akal, 2010, página 83).

Las Políticas de Management

En la actualidad las políticas de management subjetivan buscando una identidad entre trabajo y vida, entre objetivos personales y objetivos del capital y haciendo que los trabajadores hagan, por sí mismos, algo que al capital ya no le resulta tan sencillo realizar: controlar el uso eficiente de la fuerza de trabajo en función de sus propios objetivos.

Zangaro, Marcela. Subjetividad y trabajo (Herramienta Ediciones, Buenos Aires, 2011, pag. 182).

Enfrentamiento interno

Cuanto más se asciende en la organización más se funde uno con ella, puesto que más que estar dividido entre las exigencias del negocio y los criterios del personal, unas y otros entran en sinergia reforzándose mutuamente [...] El enfrentamiento entre capital y trabajo, que siempre había tenido como campo natural la empresa, pasa a producirse en el interior del individuo, que se debate entre su tendencia a trabajar menos para protegerse y escapar de las exigencias de la empresa, y su inclinación a trabajar cada día más para aumentar sus beneficios y mejorar siempre los resultados.

Auber, Nicole y De Gaulejac, Vincent. El coste de la excelencia. (Paidós Ibérica, Barcelona, 1993, pág. 38).