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jueves, 20 de marzo de 2014

¡El Gran Hermano corporativo te vigila!


¿Recuerdan el Gran Hermano de la novela 1984 de Orwell? Qué lejana parecía, en tiempo de su escritura, la posibilidad de controlar a todos todo el tiempo, ingresando en la mismísima alma de cada uno... ¡Pero ya no! En el universo corporativo, las redes sociales se han convertido en la herramienta ideal para monitorear el humor de los empleados, localizar a las "manzanas podridas", y entender en tiempo real los efectos de las decisiones de los peces gordos... ¡Veamos!



Conectando los puntos...


En un mercado signado por la interconexión globalizada, las compañías intentan mantenerse arriba de la competencia a través de mejoras en la productividad y de innovación continua. Los modelos organizacionales que sirvieron hasta hoy ya no dan respuestas y nuevos jugadores, con nuevos paradigmas, ocupan posiciones crecientes de mercado. Ahora la moda es lo social: Facebook, Twtitter, LinkedIn y una larga lista de etcéteras [1].

Las redes sociales articulan nuestra vida -precisamente- social. Y en una vuelta muy interesante las empresas toman este modelo para dinamizar sus organizaciones. Las medianas y grandes corporaciones ya han implementado redes sociales corporativas con el doble propósito de acceder al conocimiento y a la innovación de sus empleados, que -presumiblemente- se encontraría obturado por las rígidas estructuras jerárquicas.

¿Kaos o Control?


Claro que estas redes sociales corporativas, por más que se parezcan a Facebook, no son enteramente libres. Si la empresa invierte en montar esta infraestructura tecnológica es porque espera recoger sus frutos: iniciativas de mejora, ideas para nuevos productos y servicios, mejoras organizacionales. Esto es esperable, ¿no?

Pero el otro lado de la moneda es el control sobre los empleados a través del análisis del contenidos de los posteos. Replicando el monitoreo de las grandes potencias sobre los emails (¿recuerdan PRISM? [2]), las empresas cuentan con herramientas poderosas de control. Es el caso de Crane [3], un módulo para la red social corporativa Yammer [4].

Los creadores de Crane se jactan de poder analizar en tiempo real los contenidos de la red social y de distinguir hasta ochenta (¡80!) emociones distintas. Sí, leyeron bien: ochenta emociones diferentes, destiladas de los mismísimos posteos de los empleados. ¿Y para qué harían esto? En sus palabras:
“Crane proporciona valor de negocio real al ayudar a los gerentes y ejecutivos a entender mejor los efectos que eventos clave y decisiones empresariales tienen en la moral de los empleados. Esta comprensión le da a los tomadores de decisiones los conocimientos que necesitan para mejorar la moral de los empleados, reducir la rotación del personal y ofrecer mejores productos y servicios a sus clientes”.
¡Maravilloso! Los empleados exponen sus pensamientos en la red social corporativa y alimentan, así, la maquinaria del control. Y, ya sabemos, control implica corrección de los desvíos. Me imagino a los directivos frente a un tablero de control, monitoreando segundo a segundo la evolución del humor corporativo... 
Director 1: ¿Cómo se tomó el anuncio de que este año no habrá aumentos de sueldo?
Director 2 [Mirando el panel de control]: Más o menos... los empleados están posteando fuerte y el humor prevalente, según el indicador ZXY, es de ira.
Director 1: ¿Algún empleado en particular está teniendo más retweets? ¿Alguno está posteando más?
Director 2 [Oprime unas teclas]: Sí, señor... Pascual Angulo, de Contaduría...
Director 1: Envíe un secretario para que lo escolte a mi oficina. Así lo distraigo un rato y deja de levantar a la gente en armas. Mientras tanto, "libere" en la red esas fotos de Pascual Angulo en la fiesta de fin de año, donde se lo ve ebrio abrazado a tres secretarias.

¡Hermoso futuro! Y lo más bonito de todo (y su nota irónica) es que nos han convencido de exponer nuestras almas voluntariamente....

Referencias


[1] Redes sociales corporativas y control gerencial, http://elmandomedio.blogspot.com.ar/2013/10/redes-sociales-corporativa-y-control.html

[2] PRISM en Wikipedia, http://en.wikipedia.org/wiki/PRISM_%28surveillance_program%29

[3]  Desarrollada por la empresa Kanjoya. http://www.kanjoya.com/crane/

[4] www.yammer.com


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El Origen de la Crítica

La formulación de una crítica supone previamente la vivencia de una experiencia desagradable que suscita la queja, ya sea ésta padecida personalmente por el crítico o el resultado de una conmoción por la suerte de otro. Es lo que aquí denominamos la fuente de la indignación. Sin este primer movimiento emotivo, casi sentimental, ninguna crítica puede emprender vuelo. Por otro lado, el espectáculo del sufrimiento no conduce automáticamente a una crítica articulada, ya que necesita un apoyo teórico y de una retórica argumentativa para dar voz y traducir el sufrimiento individual en términos que hagan referencia al bien común.

Boltanski, Luc y Chiapello, Eve. El nuevo espíritu del capitalismo (Madrid, Ediciones Akal, 2010, página 83).

Las Políticas de Management

En la actualidad las políticas de management subjetivan buscando una identidad entre trabajo y vida, entre objetivos personales y objetivos del capital y haciendo que los trabajadores hagan, por sí mismos, algo que al capital ya no le resulta tan sencillo realizar: controlar el uso eficiente de la fuerza de trabajo en función de sus propios objetivos.

Zangaro, Marcela. Subjetividad y trabajo (Herramienta Ediciones, Buenos Aires, 2011, pag. 182).

Enfrentamiento interno

Cuanto más se asciende en la organización más se funde uno con ella, puesto que más que estar dividido entre las exigencias del negocio y los criterios del personal, unas y otros entran en sinergia reforzándose mutuamente [...] El enfrentamiento entre capital y trabajo, que siempre había tenido como campo natural la empresa, pasa a producirse en el interior del individuo, que se debate entre su tendencia a trabajar menos para protegerse y escapar de las exigencias de la empresa, y su inclinación a trabajar cada día más para aumentar sus beneficios y mejorar siempre los resultados.

Auber, Nicole y De Gaulejac, Vincent. El coste de la excelencia. (Paidós Ibérica, Barcelona, 1993, pág. 38).