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miércoles, 15 de mayo de 2013

En busca de la reorganización perfecta





Alguien dijo que las organizaciones son seres vivos: nacen, respiran, se alimentan, se reproducen, mueren. Y se aburren. Ya saben: el aburrimiento corporativo es mortal y es el padre de nueve de cada diez reorganizaciones. Quien haya trabajado más de doce meses seguidos en una empresa grande ha pasado por estos procesos de cambio más de una vez. En efecto, como si se tratara de un animal de respiración acompasada, las grandes corporaciones inspiran y espiran nuevos organigramas cada seis u ocho meses.

Al final de cada ciclo los mandos medios nos miramos perplejos, identificamos nuestro nuevo jefe, memorizamos el nombre de la nueva  organización que nos cobija y nos preguntamos si valió la pena hacer tanto esfuerzo para demoler la vieja estructura y levantar la nueva.

Veamos.


Cómo cortar una torta de veinte maneras distintas


Desde que ingresé a mi empleo actual, hace casi cinco años, he atravesado, sufrido, soportado y, cuando pude, ignorado diversas reorganizaciones.

En el principio de los tiempos estábamos estructurados por locación. Cada oficina funcionaba según su propia dinámica y procesos, y atendía a clientes locales e internacionales. Los Directores de IT de Buenos Aires, Rosario y Mendoza gestionaban sus operaciones independientemente, aunque es claro que en cierto nivel jerárquico, allá por las alturas de los vice-presidentes corporativos en EEUU, los resultados financieros se consolidaban.

En un momento era inevitable que surgiera la idea de unificar las operaciones de servicios de IT a clientes  locales e internacionales bajo sendos liderazgos. En lugar de tener tres directores de servicios de IT (Buenos Aires, Rosario y Mendoza), cada uno con sus gerentes para servicio locales e internacionales; pasamos a tener un Director de Servicios Locales de IT y un Director de Servicios Off Shore de IT. Ambos coordinaban equipos en las tres locaciones y, como era de esperar, la reorganización vino adornada con grandes anuncios, reuniones, presentaciones y viajes.

Barajar y dar de nuevo



Pero, por supuesto, todo lo sólido se desvanece en el aire y toda estructura está allí para ser demolida. Nueve meses más tarde el Vice-Presidente de Servicios de IT decidió "dar más foco en la excelencia de nuestro expertise ingenieril" cortando la torta organizacional por áreas tecnológicas. Como dicen en el fútbol, se mueve el banco: salen el Director de Servicios Locales y el Director de Servicios Off Shore, entran el Director de Tecnologías Microsoft, el Director de Tecnologías SAP, el Director de Tecnologías Oracle... y tres directores más. Como era de esperar, la reorganización vino adornada con grandes anuncios, reuniones, presentaciones y viajes.

El gran bostezo


Adáptate o extínguete, dijo Darwin a las especies. Adáptate o abúrrete, dijo el consultor a la corporación. Y allí fuimos. Con bombos y platillos, ocho meses más tarde de la última movida organizacional, se comunicó la decisión de estructurarnos por industria. No más Directores por Tecnología, ahora el último grito de la moda eran los Directores por Industria. Y tuvimos un Director de Servicios de IT para Empresas Financieras, un Director de Servicios de IT para Empresas de Telecomunicaciones, un Director de Servicios de IT para Empresas Manufactureras... y así. Como era de esperar, la reorganización vino adornada con grandes anuncios, reuniones, presentaciones y viajes.

No los voy a aburrir con el alineamiento por región y la consecuente re-estructuración casi un año más tarde del baile de las industrias. Sólo baste decir que... como era de esperar, la reorganización vino adornada con grandes anuncios, reuniones, presentaciones y viajes.


Yo estoy al derecho, dado vuelta estás vos


En un lapso de tiempo de cinco años tuve que imprimir nuevas tarjetas de presentación siete veces. Sólo cambiaba el nombre de la organización a la que pertenecía: IT-BsAs, GDU, GTech-MS, IT-Tel y otras más. Un trámite menor, por supuesto, comparado con los casos agudos de duda existencial que se veía por los pasillos: ¿a quién reporto? ¿hacia dónde voy? ¿quién soy?

Una amiga me dijo una vez que la comida mexicana es siempre la misma: cortás el pollo en este sentido o en el otro o lo desmenuzás, lo mezclás con verduras cortadas a lo ancho o a lo largo, lo ponés en una tortilla, doblás la tortilla en cilindro o en triángulo, la freís. Siempre es pollo con verduras en una tortilla, sólo cambia el nombre. Exageraba, claro. Pero al final del día, las reestructuraciones corporativas son como la comida mexicana. Organizamos de esta manera o de la otra, siempre el trabajo es el mismo: los programadores programan, los analistas analizan, los contadores hacen sus cuentas, los gerentes gerencian. Los directores y vice-presidentes se llenan la boca con las nuevas tendencias organizacionales. Y se reparten la torta corporativa: porque, claro, los directores son siempre las mismas personas. Sólo se cambian el cartelito; quien anteayer fuera Dierctor de Servicios IT Rosario, ayer se convirtió en el Director de Servicios Off Shore de Argentina.

Y, por supuesto, nadie habla de hacer reingeniería en serio. Demoler los procesos que no funcionan, que nos trastornan la vida cotidiana con toneladas de planillas y aprobaciones, está siempre fuera del alcance. La complejidad organizacional es entrópica: siempre crece. Y como un fatalismo aceptado, lo único que se atina a hacer es reorganización. 

Creo que el ciclo creativo ha agotado ya todas las permutaciones posibles. Espero no estar equivocado, pero si mis cálculos no fallan, en menos de cuatro meses volveremos a organizarnos por locación. Voy a abrir el cajón de abajo y sacar la pila de tarjetas amarillentas de hace cinco años: ¡Viva IT-BsAs!


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8 comentarios:

  1. MM, nada mas seguro que el cambio, y ahi vamos todos a realinearnos...

    Largo tiempo atras deje de leer los mails organizacionales, deje de asistir a los webcast de nuevas estrategias y borro compulsivamente los anuncios de cambios de liderazgo.

    Me quedo con el horizonte cercano, mi manager, su manager y para de contar. De hecho no conozco (ni me interesa) la estructura organizacional completa de mi filial.

    Claramente es una limitacion mia, pero necesito manejarme con lo que me sirve, con lo cual descarto el overhead que me habla de estrategias corporativas infalibles cuando se me esta cayendo el contrato y cada mes tengo un par de empleados menos por falta de demanda.

    Pero es divertido en un punto, me gusta ver como siempre se las ingenian para encontrar una sigla nueva que, por fin, resume el espiritu de nuestra nueva organizacion...

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    1. Me gusta mucho esa idea de encontrar la sigla, el logo o el slogan que captura el espíritu de la nueva organización. Hay mucho de voluntarismo en eso, ¿no? Algo así como intentar conjurar del mundo de las ideas platónicas aquellas que nos representan en este momento especial.
      En fin, puro wishful thinking.

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  2. es que yo creo que en el fondo ese tipo de reorganizaciones responde a movimientos de poder, esa es la motivación y hacia ahí están encaminados.

    todos siguen en lo suyo, pero alguno abarcan más, otros menos... y así se va acomodando la mole para mejorar su deglución...

    dejo la primer imagen de este link. (banksy)

    http://www.streetartutopia.com/?p=720


    Croissant

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    1. Y, sí, al final del día es todo poder. El asunto es que siempre disfrazan el batracio de otra cosa, para mejor masticación de los comunes mortales. Y algunos creen estar comiendo faisán...

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  3. (yo tengo tanta suerte... que por las dudas aclaro:
    no adhiero a la leyenda bajo la foto. recién la veo)

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    Respuestas
    1. Bansky dixit: "There are four basic human needs; food, sleep, sex and revenge.”

      ¿Con cuál de las cuatro motivaciones disentís? ;-)

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    2. principalmente no comparto la idea de reducirnos a "necesidades básicas", no vivimos en islas desiertas, y da la sensación de que con "eso" (las necesidades básicas) es suficiente. pidamos lo imposible...

      después, de esas cuatro actividades, cada uno sacará más placer de una que de otra, y alguna no proporcionará nada.

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    3. Bien por la consigna del 68 francés!

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Los comentarios son bienvenidos. Prefiero los seudónimos a los anónimos...

 

El Origen de la Crítica

La formulación de una crítica supone previamente la vivencia de una experiencia desagradable que suscita la queja, ya sea ésta padecida personalmente por el crítico o el resultado de una conmoción por la suerte de otro. Es lo que aquí denominamos la fuente de la indignación. Sin este primer movimiento emotivo, casi sentimental, ninguna crítica puede emprender vuelo. Por otro lado, el espectáculo del sufrimiento no conduce automáticamente a una crítica articulada, ya que necesita un apoyo teórico y de una retórica argumentativa para dar voz y traducir el sufrimiento individual en términos que hagan referencia al bien común.

Boltanski, Luc y Chiapello, Eve. El nuevo espíritu del capitalismo (Madrid, Ediciones Akal, 2010, página 83).

Las Políticas de Management

En la actualidad las políticas de management subjetivan buscando una identidad entre trabajo y vida, entre objetivos personales y objetivos del capital y haciendo que los trabajadores hagan, por sí mismos, algo que al capital ya no le resulta tan sencillo realizar: controlar el uso eficiente de la fuerza de trabajo en función de sus propios objetivos.

Zangaro, Marcela. Subjetividad y trabajo (Herramienta Ediciones, Buenos Aires, 2011, pag. 182).

Enfrentamiento interno

Cuanto más se asciende en la organización más se funde uno con ella, puesto que más que estar dividido entre las exigencias del negocio y los criterios del personal, unas y otros entran en sinergia reforzándose mutuamente [...] El enfrentamiento entre capital y trabajo, que siempre había tenido como campo natural la empresa, pasa a producirse en el interior del individuo, que se debate entre su tendencia a trabajar menos para protegerse y escapar de las exigencias de la empresa, y su inclinación a trabajar cada día más para aumentar sus beneficios y mejorar siempre los resultados.

Auber, Nicole y De Gaulejac, Vincent. El coste de la excelencia. (Paidós Ibérica, Barcelona, 1993, pág. 38).