Facebook, Twitter, LinkedIn, Google+, Blogger... y más. Desde su irrupción pocos años atrás, las redes sociales ya forman parte de nuestra identidad. En estos ámbitos virtuales se produce arte y conocimiento de una manera colaborativa y altamente creativa. ¿Cómo no iban a poner el ojo allí las corporaciones? ¿Cómo no intentar poner al servicio de la empresa la innovación que despliegan sus empleados puertas afuera, en las redes sociales?
Entran en escena las redes sociales corporativas...
"¿Chicos, entraron hoy al portal?"
Hace casi diez años yo tenía un puesto de jefe de área; conducía un pequeño equipo de desarrollo de software en una empresa multinacional. La compañía definió una estrategia de madurez de procesos y buscó la evaluación CMMi nivel 2 [1]. Había que demostrar el compromiso y el conocimiento de los empleados con la nueva forma de operar. Para ello, la alta dirección ordenó la contrucción de un portal en la intranet con la descripción detallada de todos los nuevos procesos. Se imaginan: ¡Una lectura entretenidísima! Claro, había que asegurar que el personal entrara al portal. El movimiento fue una pinza. Por un lado, cada vez que se abría el Internet Explorer, salía la página de inicio del portal. Por el otro, cada jefe de área recibía un reporte de cuántas veces su equipo había ingresado al portal. Y se ponían severos objetivos, que se revisaban en la reunión de staff... Y así estabamos los jefes: "¿Chicos, entraron hoy al portal? ¿Cuántas veces?"
Red social corporativa
Pero claro, diez años en tecnología son muchos... En el medio aparecieron las redes sociales: Facebook, Twitter, LinkedIn y otras más. Cada uno de nosotros estamos suscriptos a varias de ellas y tenemos un segundo (tercer y, por que no, cuarto) rostro on line... Estas redes generan - a veces - verdaderas comunidades: gente que debate ciertos temas, desarrolladores de software de código abierto, músicos que interactúan virtualmente. Estas comunidades generan conocimiento, productos y nuevos paradigmas (ver, por ejemplo, la industria discográfica) por fuera del mercado.
Si funciona tan bien en la vida social, ¿cómo iban a perderse las corporaciones la oportunidad de "armar" redes sociales al interior de la organización? Ya conocen el razonamiento: si pudiéramos poner al servicio de la empresa todo el esfuerzo, toda esa creatividad, toda esa innovación que los empleados gastan en boberías de red social; la compañía no tendría límite! Casi que los estoy escuchando...
Y ahora, entonces, se trata de "promover" la creación de comunidades dentro de la compañía, nuclear a los especialistas que están dispersos en las diversas filiales, establecer foros virtuales de debate. Entran entonces en escena las nuevas herramientas de red social corporativa. Ellas son un verdadero ecosistema de colaboración virtual, consolidan aplicaciones similares a Twitter, Facebook y chat. Un ejemplo es Yammer [2], que se define como "una red social privada para su empresa". Su objetivo es "colaborar de forma segura en todos los departamentos, zonas geográficas, contenidos y aplicaciones empresariales".
Yammer es un ejemplo significativo, ya que tiene como cliente a empresas como DHL, Shell, eBay, Xerox o Telefónica. Pero también hay compañías de gran porte que diseñan sus propias herramientas, como IBM, HP o Deloitte.
Una cuestión de tamaño
¿Cómo implementan las corporaciones estas redes sociales internas? No se crean que los empleados son libres para definir sus comunidades. Todo lo opuesto... las opciones para colaborar están predefinidas y orientadas a la estrategia de negocio. Nada sorprendente.
Para garantizar el uso por parte de los empleados, las redes sociales corporativas tienen herramientas que proveen métricas a los gerentes y directivos. En palabras de Yammer: "Impulse la adopción y aumente su retorno de la inversión con el análisis de la red. Métricas de uso y las estadísticas miembros permiten ver cómo los empleados utilizan Yammer e identificar maneras de maximizar el valor". Así, los gerentes verifican si los empleados se han suscripto a alguna comunidad virtual, cuánto colaboran, qué impacto tienen sus sugerencias, cuál es el prestigio entre sus pares.
En la empresa transnacional en la que trabajo, como ejemplo, la alta dirección le exige a los gerentes una cantidad mínima de colaboraciones significativas de sus equipos en las redes sociales. Y ponen estas métricas como parte de los objetivos anuales...
Ya no se trata, entonces, sólo de controlar el producto del trabajo; sino también monitorear la propia sociabilidad de cada empleado y poner su capacidad de colaboración y creatividad al servicio de la productividad de la empresa. La subjetividad como herramienta de trabajo controlada por la gerencia.
Referencias
[1] CMMi: Capability Maturity Model integration. Ver http://cmmiinstitute.com/.
[2] Yammer. https://www.yammer.com/
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