Las privatizaciones en la Argentina de la década de 1990 importaron nuevos paradigmas de management, que modificaron la manera de gestionar el trabajo. Cambios como considerar a los compañeros como "proveedores o clientes internos", o a los empleados como "colaboradores", son parte de unos discursos y unas prácticas que comenzaron a pisar fuerte en esa década. El Dr. en Sociología Damián Pierbattisti estudió la privatización de ENTel a la luz de estas nuevas prácticas. ¿Cómo se impusieron? ¿Qué implicancias tuvieron en los trabajadores? ¿Cuáles eran las percepciones sociales? Y más importante: ¿qué queda hoy en las subjetividades de los trabajadores telefónicos de esos nuevo paradigmas?
El seminario
El Mando Medio asistió al seminario mensual de Sociología del Management el 24 de abril de 2014. En esta ocasión, el Dr. Damián Pierbattisti expuso su completo trabajo sobre la privatización de ENTel -la empresa estatal argentina de telefonía-, decidida por el gobierno de Carlos Menem en 1990, y los cambios de paradigma que trajo en la gestión del trabajo.
Damián Pierbattisti es Doctor en Sociología por l'Université de Paris y trabaja en el instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires. Los trabajos presentados en este seminario pueden solicitarse a sociologiadelmanagement@gmail.com.
A continuación, la crónica -basada en la charla y en el texto [2].
El nuevo management
A principios de la década de 1990 el gobierno menemista lanza su política privatizadora, que puede entenderse como "un gran experimento social" y un definitivo cambio de paradigma en la gestión de los cuerpos.
La privatización de ENTel dividió la empresa estatal en dos monopolios privados, Telefónica y Telecom [1]. A cada uno de ellos arribaron las empresas controlantes con los directivos que "reordenarían" las operaciones. En efecto, la privatización
"produjo una profunda reformulación del espacio de trabajo a imagen y semejanza de los criterios organizacionales prescriptos por la nueva filosofía empresarial." [2]Esta reformulación implicó la superación de una organización social que se juzgaba, a ojos del capital, como perimida. No hay que olvidar el intenso bombardeo mediático que posibilitó la penetración de este pensamiento a las grandes masas: "el Estado es bobo e ineficiente", "las empresas privadas son eficaces y eficientes", etc. No menor fue la contribución del vaciamiento económico previo de muchísimas empresas estatales, que las colocó al borde de la inoperancia.
Para trascender, entonces, la vieja organización laboral y realizar el ansiado "recambio cultural", la nueva dirección de las empresas privatizadas articuló discursivamente -en comunicaciones y cursos internos- el eje "viejo vs. nuevo". Este eje ordenaba los comportamientos deseados de los que había que descartar. Lo viejo se estigmatizó como improductivo, parasitario, obsoleto. A la vez, se reforzaron los criterios de management para la selección del nuevo personal, que aportaría "sangre nueva".
Además, la privatización demolió las instancias colectivas, la resistencia gremial fue acorralada y finalmente no tuvo un papel relevante (salvo las cúpulas, que accedieron a la privatización).
El cambio de cultura trajo de la mano importantes transiciones epistemológicas. Se dejó de hablar de "usuario del servicio" para emplear el concepto de "cliente de la empresa". Los "compañeros de trabajo" pasaron a ser "proveedores o clientes internos". Los "trabajadores" devinieron "colaboradores" y el "empleo de por vida" se cambió por la "empleabilidad". No hay dimensión social, entonces, que no esté atravesada por el paradigma capitalista.
Los resultados de la privatización
En un primer plano económico la privatización logró sus resultados. En la década que va de 1990 a 1999 la dotación se redujo a la mitad: ENTel tenía alrededor de 40.000 empleados en 1990 y la suma de las privatizadas tenía cerca de 20.000 empleados en 1999. Además, se más que duplicó la cantidad de líneas, de 3 a 7 millones (esto gracias a las inversiones de ENTel previas a la privatización). Como consecuencia, la productividad -medida en cantidad de líneas por empleado- se cuadruplicó.
Otro nivel de análisis -y muy interesante- del trabajo del Dr. Pierbattisti tiene que ver con la identidad percibida de los empleados y su autodefinición laboral, luego de poco más de dos décadas de la privatización y la gran crisis de 2001. Para ello realizó una encuesta a empleados de Telefónica considerando diversas dimensiones. Los resultados son, en algún punto, sorprendentes. En primer lugar, existe una baja aceptación de las identidades derivadas del proceso privatizador ("colaborador", "cliente interno"). En segundo lugar, el sindicato es apreciado y valorado positivamente. Esto dos puntos indicarían una reversión en la aceptación de los paradigmas del management que trajo la privatización. En palabras del autor:
[L]uego de la crisis orgánica de la hegemonía neoliberal, se produjo un cambio sustancial en la correlación de fuerzas que se manifestó claramente en la deserción de los antiguos colaboradores a su proclamada adhesión a los nuevos parámetros organizativos cuando golpearon a las puertas del denostado sindicato para preservar sus fuentes de trabajo.
[...]
El resquebrajamiento de la hegemonía neoliberal se verifica, precisamente, en estos observables que refieren a un centro de gravedad ineludible: la recuperación del poder colectivo y la importancia que asume “el sindicato” para las más diversas identidades laborales y culturas políticas al interior de la empresa.
Referencias
[1] ENTel - Memoria de las privatizaciones. Ministerio de Economía de Argentina. On line en http://mepriv.mecon.gov.ar/entel/
[2] Pierbattisti, Damián. El nuevo management y la crisis del neoliberalismo: la privatización de ENTel en perspectiva histórica. Solicitar PDF a sociologiadelmanagement@gmail.com.
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