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miércoles, 11 de julio de 2012

El celular asesino

Leemos en Página 12 del domingo 8 de julio de 2012 [1]:
Un estudio de la consultora Good Technology demostró que con la llegada de Internet y la telefonía móvil, acabó la distinción entre descanso y trabajo. Ahora, todo es trabajo. Según el sondeo, realizado entre 1000 personas, el 80 por ciento de los estadounidenses sigue trabajando después de dejar la oficina. En promedio, trabajan siete horas más desde casa, lo que significa que, en la práctica, su semana laboral es de seis días. Eso son unas 364 horas al año, lo que significa unos 52 días de trabajo más. El 50 por ciento mira el correo electrónico en la cama. El 40 por ciento aún lee y escribe correos electrónicos después de las 10 de la noche, una hora que en Estados Unidos es el momento en el que ya no es cortés llamar a alguien por teléfono.
http://pixabay.com/en/users/Nemo/photos/
 
Con más de 47 millones de líneas, Argentina muestra una teledensidad celular de las más elevadas, al superar el 117%. Las empresas otorgan celulares como "beneficio" a sus managers. Pero, ¿lo es realmente? ¿O es una herramienta más de las compañías para subsumir dentro del trabajo la totalidad de la vida de sus empleados [2]? En una cultura de la urgencia y lo inmediato, signado por la valorización de tiempo [3], el celular -esgrimido como símbolo de estatus y pertenencia- es un dispositivo de control poderosísimo.



Recuerdo el cuento "El asesino" [4], que Ray Bradbury publicó en 1952. El personaje, harto de tanto ruido y conectividad decide, entre otras cosas, silenciar los teléfono-pulseras en el autobus de regreso a casa mediante un equipo de interferencia. Al hacerlo, se desata el caos: nadie entiende qué sucede y nadie puede lidiar con la sensación de desconexión absoluta.

¿Algún lector/a siente ansiedad cuando ve en su celular que su inbox laboral acumula mensajes sin leer? ¿Sienten la urgencia de leer y contestar e-mails, aunque no sea horario de trabajo? ¿Se engañan a sí mismos diciendo "sólo leo un par de e-mails y listo, esto no es trabajar"?


 Referencias

[1] http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/39-6113-2012-07-08.html

[2] Ver también http://elmandomedio.blogspot.com.ar/2012/06/un-ejemplo-de-dedicacion.html

[3] Szlechter, Diego, TIEMPO Y DISCIPLINA EN GERENTES DE EMPRESAS TRANSNACIONALES EN BUENOS AIRES en Revista de Ciencias Sociales (Cr), núm. 125, 2009, pp. 141-150, Universidad de Costa Rica, Costa Rica. http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=15315124009

[4] Bradbury, Ray. Las doradas manzanas del sol,  Editorial Minotauro, Buenos Aires, 1982.

2 comentarios:

  1. En este caso amigo Mando Medio voy a estar de acuerdo solo en parte.

    Tengo un celular de mi compañia desde el momento en que ingrese a la misma, por bastante tiempo fue una verdadera molestia ya que tenia llamados por las noches debido al tipo de trabajo que realizaba. Pero fue lo que tuve que aceptar para ingresar al lugar donde queria estar.

    Con el tiempo aprendi a moderar mi ansiedad por "leer lo ultimo" en el telefono, y hoy en dia no leo mails laborales en el celular, solo lo tengo por si alguien me llama, que deberia ser cuando es algo realmente urgente e importante.

    Me parece que depende de cada uno regular lo que puede de esa linea que separa el trabajar para vivir o vivir para trabajar. Creo que muchos consideran que es un simbolo de status y que se ganan unos porotos respondiendo un email por la noche que nadie va a leer hasta el dia siguiente.

    Si vamos al caso, el trabajo remoto y el uso de laptops estan en el mismo camino, trabajar desde la casa puede ser alienante si uno no lo sabe manejar, yo lo tomo como la ventaja de evitarme el viaje, trabajo solo las horas que corresponden, y algun vez, si la situacion lo amerita, termino algun trabajo por la noche.

    Como en todas las cosas, es importante saber donde uno esta parado, y saber distinguir lo urgente de lo importante.

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    1. Gracias, amigo Barto. Me parece que acordamos en más de lo que parece. Lo importante es tener muy presente quién ejerce la presión (la empresa, tácita o explícitamente) y quién debe hacerse cargo o no de ella.Yo también tuve que aprender que leer los mails en el celular a la noche ES trabajar.

      En el fondo, se trata de entender si los horarios flexibles, la tecnología y las nuevas disposiciones laborales juegan a favor o en contra de los trabajadores.

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El Origen de la Crítica

La formulación de una crítica supone previamente la vivencia de una experiencia desagradable que suscita la queja, ya sea ésta padecida personalmente por el crítico o el resultado de una conmoción por la suerte de otro. Es lo que aquí denominamos la fuente de la indignación. Sin este primer movimiento emotivo, casi sentimental, ninguna crítica puede emprender vuelo. Por otro lado, el espectáculo del sufrimiento no conduce automáticamente a una crítica articulada, ya que necesita un apoyo teórico y de una retórica argumentativa para dar voz y traducir el sufrimiento individual en términos que hagan referencia al bien común.

Boltanski, Luc y Chiapello, Eve. El nuevo espíritu del capitalismo (Madrid, Ediciones Akal, 2010, página 83).

Las Políticas de Management

En la actualidad las políticas de management subjetivan buscando una identidad entre trabajo y vida, entre objetivos personales y objetivos del capital y haciendo que los trabajadores hagan, por sí mismos, algo que al capital ya no le resulta tan sencillo realizar: controlar el uso eficiente de la fuerza de trabajo en función de sus propios objetivos.

Zangaro, Marcela. Subjetividad y trabajo (Herramienta Ediciones, Buenos Aires, 2011, pag. 182).

Enfrentamiento interno

Cuanto más se asciende en la organización más se funde uno con ella, puesto que más que estar dividido entre las exigencias del negocio y los criterios del personal, unas y otros entran en sinergia reforzándose mutuamente [...] El enfrentamiento entre capital y trabajo, que siempre había tenido como campo natural la empresa, pasa a producirse en el interior del individuo, que se debate entre su tendencia a trabajar menos para protegerse y escapar de las exigencias de la empresa, y su inclinación a trabajar cada día más para aumentar sus beneficios y mejorar siempre los resultados.

Auber, Nicole y De Gaulejac, Vincent. El coste de la excelencia. (Paidós Ibérica, Barcelona, 1993, pág. 38).