- Me sentía George Clooney en "Amor sin escalas" - dice mi amigo Juan Carlos - No por el aspecto, claro, sino por la situación...
Estamos en un bar de la calle Reconquista en Buenos Aires, tomando unas cervezas luego de la oficina. Juan Carlos trabaja hace casi 10 años en una empresa que ofrece, entre otras cosas, servicios tercerizados de help desk. Su CEO anunció recientemente un plan global de reducción de plantilla: varios miles de empleados menos...
- Entendeme: no es la primera vez que tengo que despedir gente. Incluso antes he tenido que reducir grupos enteros por caídas de negocios. Pero nunca me tocó hacerlo a esta escala y con tan poco razonamiento detrás.
Apura su segunda cerveza, se le seca la garganta al hablar. Juan Carlos supervisa un equipo de 80 personas que atiende el help desk de una importante empresa tabacalera de EEUU.
Recuerdo a Clooney en esa película y su trabajo de "despedidor". Como consultor externo hacía el trabajo sucio que las empresas no querían hacer. La ofrenda al futuro desempleado era un "paquete de salida": consejos de cómo reposicionarse en el mercado laboral, algo de cobertura médica por pocos meses, el dinero de la indemnización.
- ¿Sabés qué? - continúa Juan Carlos - Tengo que reducir mi equipo aunque mi cliente me lo pague, aunque mi margen sigue siendo aceptable. La compañía se reestructura, dice el memo oficial, para adaptarse a las condiciones actuales del mercado, bla bla. En fin, tendré que compensar con aumentos de la productividad.
Estoy tentado a comentar que los "aumentos de productividad" son usualmente un eufemismo para poner a trabajar al personal al 120%, pero me contengo.
- Lo peor de todo es que en el equipo de mi colega tienen necesidad de gente. De hecho, no pueden levantar ese negocio, que ya está pagado por el cliente, sin incorporar gente nueva. Pero... según la corporación no le puedo reasignar a él la gente que tengo que despedir. ¿Estúpido, no? Pensá en el negocio que se pierden.
Y ni siquiera empezamos a rozar el tema de la responsabilidad social, de la modalidad tercerizada y transnacionalizada del trabajo actual, de la pérdida de seguridad laboral, del tratar a los empleados como otro recurso más. Pero no creo que lo hagamos: en definitiva se trata de Juan Carlos, siempre preocupado por los negocios y la rentabilidad.
Llega otra ronda de cervezas y nos ponemos a comentar la película de Clooney.
Referencias:
Amor sin Escalas (Up in the air, 2009).
Los líderes ucranianos debaten la continuación de la Guerra contra Rusia y
los planes para transformar el país en una colonia occidental
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El legislador ucraniano Oleksandr Dubinsky señala que el fin del poder de
Zelensky significa el comienzo de una auditoría de la ayuda militar
estadounide...
Hace 10 horas
Y si se parece a Clooney, no estaría mal conocerlo. Aunque sea para que me corte la cabeza, como esos pollitos tan divertidos que pusiste en la nota. Adelante Mando Medio!!! tu luz nos ilumina!
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