Ya conocen la historia: a partir de la década de 1970 las compañías de manufacturas de las potencias centrales comenzaron a abrir fábricas en los países periféricos. ¿El motivo? Aprovechar la mano de obra muy barata del mundo subdesarrollado y así abaratar sus costos. Esta deslocalización de la producción -
offshoring- va usualmente de la mano de la tercerización -
outsourcing-, donde la empresa contrata a un tercero para que haga parte o todo el proceso de producción.
Así Nike manda a hacer sus zapatillas a empresas en Indonesia y Apple, sus tablets a China. Y sus oficinas centrales en EEUU concentran lo que consideran importante:
marketing y creación de la marca.
Pero claro, deslocalizando se pierden trabajos... ¿quién va a consumir en los países centrales, entonces, los bienes que producen las grandes transnacionales en el mundo subdesarrollado?