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martes, 27 de agosto de 2013

Teletrabajo: ¿herramienta de control o espacio de resistencia?



Basquiat, Sin título, 1981
El teletrabajo ha sido fuertemente promovido por las modernas corporaciones como la modalidad más vanguardista de la organización laboral. Las ventajas que se enumeran desde las empresas son extensas: ahorro en costos de transporte hacia la oficina, un mejor balance vida-trabajo, mayor autonomía en las tareas. Pero, ¡atención! Detrás de este discurso existe un dispositivo de mejora de la productividad basado en el control y en la flexibilidad laboral. ¿De qué recursos disponen los empleados para evitar ser el elemento de ajuste? ¿Existe la posibilidad de articular espacios de resistencia? ¿Son posibles las grietas?




Qué es y qué no es el teletrabajo


¿Pero qué es el teletrabajo? De las muchas definiciones del teletrabajo [1] elegimos adoptar la siguiente:
El teletrabajo es una forma de organización y/o de realización del trabajo, utilizando las tecnologías de la información en el marco de un contrato o de una relación de trabajo, en la cual un trabajo que podría ser realizado igualmente en los locales de la empresa se efectúa fuera de estos locales de forma regular. [2]
Lo importante a destacar es que existe un contrato que relaciona al trabajador con una empresa, por el cual el trabajo se realiza, entonces, bajo relación de dependencia. En segundo lugar, las actividades se realizan fuera de las oficinas del empleador: sea en la casa del empleado, en el parque público más cercano o en un bar. Además, las tecnologías de la información (TIC) son un pivote escencial para articular esta modalidad. Y, finalmente, la dimensión temporal: las tareas se realizan regularmente bajo esta modalidad.

Entonces: relación de dependencia, fuera de las oficinas, TIC, regularmente.

De esta manera, no podemos considerar teletrabajo al trabajo autónomo o al trabajo a domicilio. Como bien se distingue en el detallado y muy recomendable trabajo de Federico Vocos y Oscar Martínez [3],
El trabajo a domicilio fue una forma dominante antes de la revolución industrial, y persiste hasta nuestros días, siendo muy importante en algunas ramas y actividades como textiles, ensamblado de cajas, juguetes, montaje y armado, preparación manual de pequeñas piezas, entre otras, con una marcada preponderancia de mano de obra femenina.
Esta modalidad de trabajo difiere del teletrabajo en cuanto en el segundo existe una "conexión continua con la empresa y la posibilidad de control empresario, superando aquello que se consideraba la «debilidad» del trabajo domiciliario".


(Vean también el trabajo de Gerardo Tunal Santiago, Reflexiones en torno a los análisis sobre el teletrabajo [4].)

El teletrabajo como herramienta de control


No debería resultarle novedoso a nadie a esta altura de la historia (de la Historia) que el capitalismo ha buscado desde sus orígenes incrementar la productividad del trabajo. Para ello ha implementado mecanismos de lo más diversos: el agrupamiento de trabajadores en fábricas, la manufactura en líneas de montaje, el control del tiempo trabajado [5], el off shoring [6], la flexibilidad de los contratos.

En este contexto, el teletrabajo puede entenderse como una estrategia de las empresas para lograr mayores márgenes de sus trabajadores. Se constituye, así, en un espacio aún más controlado y regulado que las labores en la oficina. Detrás de la retórica del balance vida-trabajo se esconde la colonización de la vida por el trabajo en su espacio más vital: el hogar.

Además, se esconden del discurso empresarial los posibles costos que recaen en el trabajador: salud (por espacios poco ergonómicos, por el aislamiento), electricidad, calefacción.

Desde la perspectiva colectiva, el teletrabajo promueve la atomización de los trabajadores, disciplinando a los empleados e impidiendo la formación de colectivos de trabajo que sean verdaderos contrapesos. Así, Vocos y Oscar [3] recomiendan tratar de evitar su implementación, limitar el número de empleados involucrados o negociar condiciones para su aceptación.

El teletrabajo como espacio de resistencia


Sin embargo, el teletrabajo también es una oportunidad para que los empleados implementen tácticas de resistencia. Dormir la siesta, tocar el piano, ver capítulos de Lost. Desde las actividades más hedonistas hasta un verdadero balance vida-trabajo: llevar a los hijos a la escuela, asistir a las reuniones de padres, jugar más con ellos durante el día, asistir a parientes enfermos.

Sí, acordamos en que es una resistencia individual. No se articula una resistencia con la otra y cada una gira y se agota en si misma. Queda en cada uno encontrar ese espacio en el que podemos desarticular el sistema por un rato. Precisamente el sistema no nos garantiza nada. La dimensión colectiva del trabajo no se constituye. Pero, siguiendo a Holloway, una grieta es una grieta.

Si no fuera así, ¿cómo explicar entonces la revocación del teletrabajo en Yahoo? Su CEO, Marisa Meyer, comunicó recientemente la prohibición de trabajar de manera remota [7]. Las razones esgrimidas: para ser innovadores tenemos que pensar y trabajar juntos en el mismo espacio. Las razones reales: queremos desarticular esos espacios de resistencia alrededor del teletrabajo.

¿Apocalípticos o integrados?


Resistencia o control, incrementos constantes de la productividad o trabajo a escala más humana... Las tensiones son las mismas de hace 200 años, las respuestas al teletrabajo deberán ser novedosas. Personalmente, creo en la posibilidad de la resistencia (sí, individual, pero grieta al fin). ¿Ustedes, lectores, que piensan?




Referencias


[1] Acuerdo marco europeo sobre teletrabajo, Bruselas, 16 de julio de 2002. Citado en [2].

[2] Manual de buenas prácticas en teletrabajo. Buenos Aires: Oficina Internacional del Trabajo, Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Unión Industrial Argentina, 2011. On line en http://www.oit.org.ar/WDMS/bib/publ/documentos/manual_teletrabajo_2011.pdf

[3] Vocos, Federico y Martínez, Oscar. Teletrabajo: ¿Otro canto de sirena? Cuadernos del TEL, Buenos Aires (2004). On line en http://www.tel.org.ar/spip/libros/teletrabajo.html (¡RECOMENDADO!)

[4] Tunal Santiago, Gerardo. Reflexiones en torno a los análisis sobre el teletrabajo. En Trabajo y Sociedad, núm 19, 2012. On line en http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S1514-68712012000200002&script=sci_abstract

[5] Tic, toc, ¡boom! En http://elmandomedio.blogspot.com.ar/2012/10/tic-toc-boom.html

[6] ¿El fin del offshoring? En http://elmandomedio.blogspot.com.ar/2013/08/el-fin-del-offshoring.html

[7] Zírpolo, Sebastián. Teletrabajo: la venganza de la oficina. En Revista Brando. On line en http://www.conexionbrando.com/1578644-teletrabajo-la-venganza-de-la-oficina

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5 comentarios:

  1. EL teletrabajo solo se puede otorgar a profesionales con trayectoria, con experiencia y con mucha autonomía en lo tecnologico y proactivo. Para personas que recien se inician en IT no es recomendable porque les falta algunos de los puntos que he mencionado anteriormente. El teletrabajo ofrece muchas ventajas al trabajador como son : reducción de horas en translado hogar- oficina y viceversa
    ahorro en almuerzo
    ahorro en vestimenta laboral
    y para aquellos trabajadores que tienen familia y empleadas doméstica, permite un control de ellos.
    Si un empleado trabaja con recursos sentados en el exterior , ir a una oficina casi no tendría sentido , porque para los recursos del exterior seria indistinto si la persona trabaja en la casa o en la oficina.
    La clave es tener un balance entre lo personal y la vida laboral ya sea que elijas trabajar desde tu casa o de la oficina. Saludos 3M ;)

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    1. Gracias, 3M, por el comentario, con el que acuerdo en casi todos los puntos.

      La clave aquí es el balance, ¿no? Porque teletrabajando es mucho más riesgosa la colonización de la vida por el trabajo. Y hay que prestar atención también a los derechos que los empleadores "tienden a olvidar"...

      Salud!

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  2. El teletrabajo como vos decís nos permite esos pequeños recreos como dormir una hora más, almorzar rico, llevar los chicos al jardín, y aprovechar el tiempo muerto del trabajo a tu tiempo. Tal cual, ahí hay una grieta.

    Pero lo cierto es que no importa lo que hagas, siempre que cumplas con lo que te impusieron, siempre que hagas lo asignado, el objetivo es ese si querés seguir manteniendo tu espacio de teletrabajo. Por lo que en un punto ya la tenés adentro; digo, la autoridad. Ya tenés la directiva y la cumplís solito, ni siquiera hace falta que te estén encima (Y no estoy hablando del profesionalismo, o de la responsabilidad. Es otra cosa). Así que la grieta es mutua.

    Para divagar un poco más (casi cinematográficamente, recuerdo una película de mi infancia: Brasil - Terry Gilliam ), se me ocurre que pasamos de la esclavitud, al trabajo porque era más económico, y lo próximo a trabajar aislados (nota:esta implementación del sindicalismo no la comparto, pero la teoría es buena) para entes/empresas que no están en ningún lado, pero que si no corrés en tu ruedita de jamster te cortan la luz y el agua.

    Pero bueno, es cosa de todos buscarle la vuelta.
    Por eso, y luego de leer este post convoqué a varios amig@s que hacen teletrabajo a que vengan a pasar un buen rato colectivo a casa. Que se armen las hordas de teletrabajadores, con asado al mediodía.

    Por supuesto, entre call y call, nada como una compañera.
    Salut.

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    Respuestas
    1. Gracias por el comentario!

      Muy linda e ilustrativa la imagen del ratoncito en la rueda... me voy a pegar un tiro y vuelvo.

      Qué peliculón Brasil. ¿Te acordás de la secuencia del tironeo de escritorios? (Se me ocurre que con el teletrabajo es peor si compartís hogar con conyuge e hijos!)

      Salud!

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    2. hace un tiempo leí por acá una palabra lúcida y que me gustó sonoramente: "disruptivo"... quisiera apelar a la misma para aclarar que dije "compañera" (por acompañar) y no cónyuge. (ni "concubina", esa si que suena "no-positivo")

      impresionante la escena de los escritorios... cuántos tironeos sin sentido entre todos nosotros teniendo todo el lenguaje a nuestro favor! (aún fuera de la empresa)


      Brasil Película: http://es.wikipedia.org/wiki/Brazil

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Los comentarios son bienvenidos. Prefiero los seudónimos a los anónimos...

 

El Origen de la Crítica

La formulación de una crítica supone previamente la vivencia de una experiencia desagradable que suscita la queja, ya sea ésta padecida personalmente por el crítico o el resultado de una conmoción por la suerte de otro. Es lo que aquí denominamos la fuente de la indignación. Sin este primer movimiento emotivo, casi sentimental, ninguna crítica puede emprender vuelo. Por otro lado, el espectáculo del sufrimiento no conduce automáticamente a una crítica articulada, ya que necesita un apoyo teórico y de una retórica argumentativa para dar voz y traducir el sufrimiento individual en términos que hagan referencia al bien común.

Boltanski, Luc y Chiapello, Eve. El nuevo espíritu del capitalismo (Madrid, Ediciones Akal, 2010, página 83).

Las Políticas de Management

En la actualidad las políticas de management subjetivan buscando una identidad entre trabajo y vida, entre objetivos personales y objetivos del capital y haciendo que los trabajadores hagan, por sí mismos, algo que al capital ya no le resulta tan sencillo realizar: controlar el uso eficiente de la fuerza de trabajo en función de sus propios objetivos.

Zangaro, Marcela. Subjetividad y trabajo (Herramienta Ediciones, Buenos Aires, 2011, pag. 182).

Enfrentamiento interno

Cuanto más se asciende en la organización más se funde uno con ella, puesto que más que estar dividido entre las exigencias del negocio y los criterios del personal, unas y otros entran en sinergia reforzándose mutuamente [...] El enfrentamiento entre capital y trabajo, que siempre había tenido como campo natural la empresa, pasa a producirse en el interior del individuo, que se debate entre su tendencia a trabajar menos para protegerse y escapar de las exigencias de la empresa, y su inclinación a trabajar cada día más para aumentar sus beneficios y mejorar siempre los resultados.

Auber, Nicole y De Gaulejac, Vincent. El coste de la excelencia. (Paidós Ibérica, Barcelona, 1993, pág. 38).