Leemos en La Nación del domingo 17 de junio de 2012:
"El estrés no es producto de la sobrecarga de actividades, sino del desequilibrio entre la demanda de la mente y la capacidad de cumplirlas", explica Beatriz Goyoaga, directora de la Fundación El Arte de Vivir en la Argentina [...] "Elevar la energía" es la fórmula para prevenir y combatir el estrés que atenta contra la productividad y enturbia las decisiones. El enunciado parece lejano de la praxis corporativa, pero tiene pasos concretos. Comer sano y descansar son los primeros, y justamente, los más difíciles de cumplir en el flujo del magma laboral. "El descanso no se trata sólo de dormir. No es la siesta de pijama, sino una pausa de 10 o 15 minutos sentado junto al escritorio, en silencio o con música suave", explica la especialista.
Nota completa en http://www.lanacion.com.ar/1482540-bajar-el-estres-ayuda-a-la-gestion.
Permitanme disentir con la afirmación "El estrés no es producto de la sobrecarga de actividades, sino del desequilibrio entre la demanda de la mente y la capacidad de cumplirlas". En realidad es todo lo contrario. Hay numerosos estudios en el campo de la sociología del trabajo que han hallado que la sobrecarga de trabajo, los objetivos contradictorios y la falta de recursos es la causa del estrés (y otras patologías).
La internalización del discurso de la consultora en la subjetividad de los managers logra des-responsabilizar a la compañía y producir empleados al borde del ataque de pánico.
Vincent De Gaulejac es un sociólogo francés que escribió junto con Nicole Aubert El coste de la excelencia [1], un trabajo en el que estudia los modelos de gestión surgidos a partir de la década de 1970. En 2008 dictó una conferencia en Buenos Aires, de la que extraemos lo siguiente:
Creo que todos los managers del mundo saben que el mundo es contradictorio y que hay que aprender a vivir con eso. Pero cuando esas contradicciones se transforman en paradojas, empieza a haber sufrimiento. La paradoja aparece cuando uno se encuentra ante dos órdenes que son tan necesarias como incompatibles entre sí. Por ejemplo: hacer más con menos. [...] Se ven atrapados entre órdenes cada vez más paradójicas que los enfrentan a una doble dificultad: cómo encontrar la respuesta correcta en estas situaciones y cómo no volverse loco o no volver locos a aquellos con quienes trabajan. Éste es un síntoma de la crisis que existe actualmente en las organizaciones.
Texto completo acá.Cualquier manager en cualquier compañía hoy día sabe que no hay resolución posible a las paradojas laborales ("haga más con menos") a través de una alimentación sana, descansos de 15 minutos con música suave o yoga in company. Es claro que mantenerse saludable ayuda a la capacidad de responder a situaciones estresantes. Pero eso es atacar el síntoma: las causas del estrés seguirán ahí.
[1] El Coste de la Excelencia, Aubert, Nicole y de Gaulejac, Vincent (Paidós Ibérica, 1993)
Lamentablemente amigo Mando Medio, esto es el resultado de la estructura capitalista de las organizaciones de hoy en dia, donde se busca bajar los costos al maximo posible para satisfacer al mercado.
ResponderEliminarPor supuesto, los costos, los procesos y toda el trabajo necesario para producir un bien o servicio es realizado por seres humanos, quienes tienen la presion de cumplir con estas metas, o el riesgo de perder sus trabajos ya sea por "baja performance" o simplemente porque se elimina ese negocio en favor de otro, aun cuando ese negocio pueda dejar un margen razonable.
Es el resumen de nuestras falencias como raza, somos ambiciosos, nada nos resulta suficiente, y eso se ve reflejado en los sistemas de trabajo a los que nosotros mismos nos sometemos.
Seguir al mercado (ah, esa entelequia) tiene esas consecuencias. Voy a ver si rastreo una nota muy interesante que leí hace un tiempo, que comentá cómo la revisión trimestral de las finanzas por parte de Wall Strret distorsiona el propósito de las empresas (que cotizan en bolsa).
Eliminar(Además, como raza dejamos bastante que desear...)
Estimado Mando Medio: descubrí tu blog por casualidad hace unos pocos días, lo encuentro muy interesante y lo seguiré con gran interés. No creo entrar dentro de la categoría de "mando medio", aunque muchas de las cosas que aquí se relatan se parecen mucho a mis propias experiencias personales. Soy profesor universitario e investigador en el campo de las ciencias sociales, en una universidad pública argentina. Tengo poco más de 40 años, dirijo un equipo de investigadores más jóvenes que yo, muchos de los cuales están haciendo sus tesis de posgrado. Más allá de la conciencia o no que tenemos acerca de todo esto, y de la estabilidad relativa de nuestros cargos universitarios, todos estamos espantosamente sometidos a un vertiginoso régimen de evaluaciones, estándares de rendimiento, competencia, incertidumbre, stress, sobrecarga laboral, sensación permanente de estar en deuda con algo o alguien, incapacidad de distinguir entre tiempo libre y tiempo de trabajo, etc etc, todo lo cual se paga muy caro en términos personales, relacionales, afectivos. Es probable que en esto jueguen mucho los factores personales de cada uno(neurosis, digamos), pero creo que además hay algo más societal y colectivo, algo que tiene que ver con el propio formato de la gestión de las organizaciones, y en ello no parece haber distinción alguna entre el mundo empresarial y "otros mundos", como el mío. Quizás el mundo entero se haya vuelto una gran empresa, y cada uno de nosotros nos hayamos convertido un poco en "empresarios del yo", ¿no? Buena suerte con tu blog!
ResponderEliminarParece que el esquema de las organizaciones siguiera un mismo patrón a escala global, ¿no? El gran problema con ser "empresario del yo" es que no es más que una ficción al trabajar en una corporación u organización similar. Como dijera el poeta, "las vaquitas son ajenas". Nos autogestionamos como empresas, nos creemos empresarios (en una voltereta del lenguaje), pero los beneficios se perciben en otro lado. ¡Gracias por el comentario!
EliminarIgual creo que el término "empresario del self" es útil tanto en una empresa multinacional que produce bienes o vende servicios como en una universidad, y aunque esta última no tenga (al menos en principio, si es pública)fines de lucro. Es cierto que en las empresas el mando medio no participa mayormente de las ganancias que contabilizan el directorio o los accionistas. Pero en ambos casos (empresas y universidad) recibe un sueldo por la tarea que hace. Y gestiona su biografía profesional como un actor racional y calculador, como un maximizador de oportunidades. En el caso del "mando medio empresarial", porque eso le permite mantenerse "fit", eternamente empleable, valioso y necesario para su actual empresa como para otras empresas en las que pudiera ofrecerse (y de hecho está todo el tiempo mirando al costado, no sólo donde está sino donde podría estar). En el caso del "mando medio universitario", porque sus credenciales deben actualizarse permanentemente, y nunca se alcanza un techo de credenciales desde el cual ponerse a investigar en paz. No alcanza con escribir y aprobar una tesis de doctorado, o ingresar a CONICET (cargo de por vida aunque sometido a evaluaciones periodicas que definen la permanencia), o alcanzar una dedicación universitaria exclusiva (cuyo concurso tiene una vigencia de 7 años). Es que no hay mejor antecedente para pedir un subsidio de investigación que haber tenido otro, no hay mejor antecedente para recibir una invitación para dictar un seminario que haber dictado otros, y así sucesivamente...
ResponderEliminarEste tema, absolutamente interesante, me presenta una gran contradicción en lo personal, pues si bien coincido en la percepción de la presión permanente y la sobre-exigencia para el alcance o superación de objetivos, también es cierto que no todas las personas sienten lo mismo ante la misma presión.
ResponderEliminarPuedo ver en la empresa en la que trabajo gente en cargos similares, con iguales contradicciones, limitaciones, puntos de partida y final, etc., pero que asimilan las cosas de otra manera. En algunos casos se los ve como poseídos, yendo siempre a más, como si no les alcanzaran por sí solos los objetivos impuestos por la organización, y quisieran imponerse objetivos propios, aún mayores.
En el otro extremo está el que, sin ser descuidado con su trabajo, se toma las cosas con calma, asume las limitaciones y regulaciones, se acostumbra a "jugar" la vida corporativa y definitivamente la pasa mejor.
Lamentablemente soy del primer grupo. Afortunadamente cambiando hacia el segundo :-)
Pintura de la realidad que refleja este artículo... luego de un fuerte período de tensión en el trabajo con repercusiones en mi salud, llegué a un acuerdo para tomarme unos días de descanso y "desenchufarme" por recomendación de mi manager. El último día previo al descanso, el mismo manager me llama pasado el horario laboral para consultarme sobre una circunstancia de trabajo... ¡Cómo me gustaría tomarme un café con Beatriz Goyoaga!
GestioManagement, ¡avisame cuando tomés ese café con Beatriz!
EliminarBromas aparte, espero tengas éxito en tu camino hacia el grupo que la pasa mejor. (Eso no implica naturalizar ciertas prácticas y hacerlas invisibles, creo yo.)